domingo, 18 de septiembre de 2011

Como cambiar nuestros pensamientos para cambiar nuestra vida.

Nuestros pensamientos nos pueden enfermar.
Una manera sencilla de ver qué relación existe entre nuestro cuerpo y nuestros pensamientos es observar lo que sucede con el estrés: tenemos dos sistemas de protección en nuestro cuerpo: el sistema de protección externo, que nos defiende de lo que sucede en nuestro entorno, y el sistema interno, que revisa lo que está pasando en el interior de nuestro organismo.
Si veo a un tigre y si veo a un antiguo jefe voy a responder de la misma manera, voy a tener la reacción de luchar o arrancar, pero cuando no puedo pelear, porque no está aceptado socialmente, y no puedo correr, porque… ¿hacia dónde arranco? Entonces los químicos que produce el organismo comienzan a operar en nuestro cuerpo pero no hacemos nada con ellos.
Todos los organismos de la naturaleza están diseñados para el estrés agudo.Los seres humanos somos tan inteligentes que podemos hacer que el pensamiento sea más real que cualquier otra cosa, y, debido a que somos tan inteligentes, tenemos un banco de memoria tan enorme que podemos anticiparnos a un evento que vaya a ocurrir, podemos preparar la mente para futuras circunstancias y con ello encender la respuesta de estrés solamente con el pensamiento.
Ahora, cuando encendemos la respuesta al estrés y no podemos apagarlo, vamos encaminados a la enfermedad, porque el cuerpo no va a lograr soportar un desequilibrio tanto tiempo. Entonces sucede lo que llamamos ansiedad o desórdenes obsesivos compulsivos, insomnio, depresión… Todas las enfermedades de adultos están creadas por los químicos del estrés, y la redundancia de esos químicos activa los genes que hacen que nos encaminemos a nuestro destino genético.
Si estamos movilizando toda nuestra energía para el sistema de protección externo, no hay energía para el sistema de protección interno, no hay energía para los proyectos de creación a largo plazo, no hay energía para las reparaciones, el crecimiento y la regeneración. Entonces, si dos células cancerígenas se juntan, toda la energía se está movilizando para el sistema de protección externo, por lo que no hay seguridad interna: se juntan estas dos células de cáncer y crecen, porque nadie las revisa, porque nuestras tropas están siendo enviadas para otro lado. Es como si supiéramos que viene un huracán a Santiago, ¿quién pensaría en remodelar su cocina? Eso es exactamente lo que pasa en el cuerpo. No hay energía para la reparación, no hay energía para proyectos de construcción a largo plazo, y el sistema de protección interno, el sistema inmunológico, comienza a sufrir.
Entonces, ¿los pensamientos pueden también sanarnos?
Si nuestros pensamientos pueden enfermar ¿no pueden acaso mejorarnos también? ¿Podemos encender nuevos genes y apagar los antiguos?
Cuando vivimos un estado emocional siempre va a haber una brecha entre la forma en que se ven las cosas y la forma en que realmente son. Esos químicos de supervivencia son los que nos llevan a estados emocionales negativos.
Pero podemos cambiar la forma en que funcionan nuestros cerebros, al interrumpir los programas normales de cómo sentimos y pensamos. Al principio es muy difícil, porque no sabemos cuán adictos estamos a nuestros estados emocionales, y nos volvemos adictos a estos estados emocionales porque las emociones encienden el cuerpo para que podamos sentirnos vivos y nos volvemos adictos a ese sentimiento. Así que la persona a quien le da rabia, mantiene esa emoción en su vida para poder sentir esa rabia, para poder sentirse viva.
Al hacer que nuestros cerebros funcionen de manera diferente, estamos creando una mente nueva, y así comenzamos a cambiar nuestro estado mental.
¿Qué es lo que ustedes practican mentalmente todos los días? ¿Qué es lo que usted demuestra físicamente todos los días? Porque lo que practicamos mentalmente, lo que pensamos mentalmente todo el día, y lo que actuamos o demostramos físicamente todos los días representa quiénes somos del punto de vista neurológico.
Ahora es el momento
La física cuántica dice que el ambiente es una extensión de nuestra mente, entonces si realmente cambiamos nuestra mente, ¿no debería aparecer algo totalmente distinto en nuestro mundo? Deberíamos convertirnos en científicos y decir ya muy bien, conciencia mayor y campo objetivo, campo cuántico, ¡ahora quiero una señal, quiero que me indiques que he hecho contacto contigo y quiero que me lo muestres de manera que me sorprenda, que me emocione, que me inspire, que no lo pueda predecir, porque si pudiéramos predecirlo, no es nuevo.
La mayoría de nosotros tomamos decisiones así: “mañana empiezo”. Tenemos la intención, pero el cuerpo no recibe la señal. Cuando nos decidimos y decimos “basta, suficiente”, ésa es la primera vez que el cuerpo recibe una señal. Cuando lo hacemos, cuando verdaderamente cambiamos la mente, no es sólo de la mente, es el ser.
Entonces tiene que venir o llegar de una manera que sea mayor o superior a nuestro entendimiento, que produzca un nuevo sentimiento de entusiasmo, que no deje duda alguna de que ha venido de ti, para que sea cada vez más fácilaceptar que tú eres el creador de tu propio destino.
¿Y cómo se hace?
Tenemos dos sistemas de memoria: el declarativo y el no declarativo, el subconsciente.
Las memorias declarativas son memorias explícitas: conocimiento y experiencia, hechos y eventos, filosofía y experiencia, y cuando aprendemos algo nuevo, todo lo que se ha aprendido queda aquí, programado en el neocortex, en el cerebro, y empezamos a pensar en esto y a analizarlo y a reflexionar sobre ello y a meditar sobre ello, al hacerlo vamos a organizar los circuitos en el cerebro.
Pero cuando finalmente aprendemos la información, y la aplicamos, la personalizamos, la demostramos, modificamos nuestra conducta, ahí si vamos a tener una nueva experiencia y esa nueva experiencia va a crear una nueva emoción, y ahora tenemos dos cerebros funcionando juntos, el cerebro pensante y el que siente. Tenemos mente y cuerpo comenzando a unificarse.
El conocimiento es el precursor de la experiencia. Cuando hacemos lo nuevo una y otra vez, activamos este sistema de memoria no declarativo, subconsciente. Este es el sistema de memoria implícito en el cual el cuerpo lo ha hecho tantas veces que ahora sabe más que el cerebro, ahora se ha convertido en el cerebro. Aquí es cuando mente y cuerpo están trabajando juntos. Aquí están nuestras habilidades, nuestras conductas, nuestras reacciones emocionales, nuestros condicionamientos. Es nuestra memoria asociativa y una vez que estamos ahí, en este estado del ser, significa que mente, cuerpo y alma están trabajando juntos.
Una persona intelectualmente puede declarar que quiere ser feliz, pero su ser está infeliz porque simplemente es una habilidad que debe adquirir. Cuando la mente quiere una cosa y el cuerpo quiere otra, no se responden nuestras plegarias, no podemos cambiar.
La persona que realmente quiere cambiar, si comenzara a volverse consciente y hacer que sus pensamientos inconscientes, sus acciones inconscientes y sus sentimientos inconscientes se vuelvan conscientes, comenzará a controlarlos, y si comienzan a practicar este nuevo ser, de pensar a hacer, ese nuevo estado químico interno que memorizó, ahora será superior a cualquier cosa en su vida externa.
El campo cuántico responde a quién estamos siendo. El campo cuántico organiza los eventos, las experiencias, para que vengan a nosotros y eso es lo bonito, la alegría de estar vivo.
La neuroplasticidad
Tenemos tres cerebros en uno: el pensante, el neocortex; el cerebro emocional, el que hace cosas, y el del ser, el cerebelo. La posibilidad de conexiones de las neuronas en el cerebro humano es mayor que la cantidad de átomos en el universo. Las neuronas son tridimensionales, más o menos 100 mil neuronas caben en un grano de arena. Aprender significa crear nuevas conexiones sinápticas entre ellas.
La neuroplasticidad es la habilidad de cambiar el alambrado sináptico del cerebro. Al aprender información y registrar experiencias y mantener un estado modificado del ser, la plasticidad nos permite evolucionar nuestras acciones o modificar nuestra conducta de modo que podamos hacer mejor las cosas en la vida.
Por el contrario, la que yo llamo “neurorigidez” es el usar nuestras conexiones sinápticas precableadas, es decir, memorias. Sin hacer nuevas conexiones, no se aprende de la experiencia. Rigidez es procesar los mismos pensamientos, realizar las mismas acciones y luego esperar que ocurra algo distinto, y eso, por supuesto, es locura.
La mente es el cerebro en acción, es el cerebro trabajando, un producto de la actividad del cerebro. El lóbulo frontal es la base de nuestra voluntad, de nuestro aprendizaje, de nuestra intención, atención, invención, especulación, toma de decisiones, es como controlamos nuestra conducta, es como nos concentramos. Además es lo que restringe nuestras reacciones emocionales. Es la parte más nueva y más evolucionada del cerebro y del sistema nervioso, y es la parte más neuroplástica de todo el cerebro.
Cuando el lóbulo frontal trabaja correctamente nos permite que un pensamiento sea más real que todo lo demás. Y esto es porque tiene conexiones a todas las partes del cerebro y puede acallar todos los demás circuitos para que nada más se pueda procesar salvo ese pensamiento. Así es como puede modificar nuestra conducta y combinar todas estas redes neuronales dentro de nuestro cerebro para crear una nueva idea.
¿Cómo lo logramos?
El proceso de meditación es hacerse conocido, conocer el ser antiguo para poder controlarlo y luego practicar mentalmente este nuevo ser hasta que se nos haga conocido, familiar. Esta práctica mental básicamente trata de pensar en quién queremos convertirnos, quién queremos ser, es practicar una acción antes de hacerla. Es imaginar ya realizada una nueva habilidad, es reproducir constantemente el mismo nivel de mente a voluntad y debe hacerse todos los días para que se formen estos nuevos circuitos.
Entonces uno va a decir en su mente cómo pensaría una persona con la característica que queremos adquirir, por ejemplo, una persona saludable. ¿Cómo pensaría una persona saludable? ¿Cómo actuaría? Quiero ser y soy saludable. Y a medida que se empieza a enviar esas señales a las neuronas, al principio hay un problema: están todas esas otras neuronas que están disparando al mismo tiempo y dicen “no eres saludable, ándate a dormir, empieza mañana, el doctor dijo que vas a estar enfermo para siempre…”
Podemos insistir y decir una y otra vez nuestro nuevo pensamiento, y cada vez más fuerte. El proceso de hacerlo una y otra vez en forma repetida, con una férrea intención, tarde o temprano se convertirá en una señal más fuerte, sólida, hacia las células. Y una vez que ésta sea la señal más fuerte que llega a la célula, el circuito va a tener que cablearse de manera permanente.
Sólo hay una cantidad de factor de neurocrecimiento en el cerebro y la neurona comienza a robar el factor de neurocrecimiento de las otras conexiones. Y a medida que empieza a cablear permanentemente, comienza a sacar el pegamento de las que están a los costados, y cuando pasa eso se van despegando, se va la memoria del doctor, se va la de la flojera y se va toda esta sensación de no quererse a si mismo. Hay ahora una sola señal a su cuerpo: soy saludable.
Podemos creer en el futuro que no podemos experimentar con nuestros sentidos pero que hemos pensado tanto en nuestras mentes que ya está mapeado en nuestro cerebro. Ahora cuando apliquemos este nuevo paradigma con éxito, nuestro cerebro ya no será un registro del pasado, sino que será un mapa hacia nuestro nuevo futuro. Vivir según esta ley es vivir según la ley cuántica y la ley cuántica dice que nuestro ambiente es una extensión de nuestra mente. Si cambiamos nuestra mente, nuestra vida debería cambiar.
Por Dr. Joe Dispenza en el seminario “El Poder de la Ciencia y Espriritualidad”

"cambiar la mente"

La mente humana tiene una doble potencialidad. En ella habita el bien y el mal, la locura y la cordura, la compasión
y la impiedad. La mente puede crear la más deslumbrante belleza o la más devastadora destrucción, puede ser la causante de los actos más nobles y altruistas o la responsable del egoísmo más infame. La mente puede dignificar o degradar, amar u odiar, alegrarse o deprimirse, salvar o matar, soñar hasta el cansancio o desanimarse hasta el suicidio.
La mente humana no es un dechado de virtudes a la hora de procesar la información. Tal como sostenía Buda, ella es la responsable principal de nuestro sufrimiento. El conflicto es claro: no podemos destruirla ni prescindir de ella radicalmente, pero tampoco podemos aceptar la locura y la irracionalidad sin más. La complejidad de la mente no justifica resignarnos a una vida de insatisfacciones, miedos e inseguridades. ¿Qué hacer entonces? Conseguir que la mente se mire a sí misma, sin tapujos ni autoengaños, para que descubra lo absurdo, lo inútil y/o lo peligroso de su manera de funcionar. Que se sorprenda de su propia estupidez. Para cambiar, la mente debe hacer tres cosas: (a) dejar de mentirse a sí misma (realismo), (b) aprender a perder (humildad) y (c) aprender a discriminar cuándo se justifica actuar y cuándo no (sabiduría). Realismo, humildad y sabiduría, los tres pilares de la revolución psicológica.
Puedes liberarte de las trampas de la mente y crear un nuevo mundo de racionalidad, donde la emoción esté incluida. Un pensamiento razonable y razonado que te lleve a crear un ambiente motivador donde vivas mejor y en paz contigo mismo. No me refiero al Nirvana o al Paraíso terrenal, sino a una vida bien llevada, la buena vida de los antiguos. ¿Es posible cambiar la mente? Mi respuesta es un contundente sí. Podemos revertir el proceso de irracionalidad que comenzó hace cientos o miles de años. Tenemos la capacidad de hacerlo. Basta ver las “mutaciones mentales” que ocurren en un sinnúmero de personas que han logrado sobrevivir a situaciones límites. Tenemos el don de la razón, de la reflexión auto dirigida, de la autoobservación, de pensar sobre lo que pensamos. Somos capaces de darnos cuenta de los errores y desaprender lo que aprendimos.

viernes, 1 de julio de 2011

Viernes 1° De Julio del 2011

Aveces me pongo a pensar, en ciertos sentimientos del pasado y me doy cuenta que cada uno de ellos me ha ayudado a crecer... ¿Es que aún soy pequeña? Quiero disfrutar cada instante, entregarme sin temor al amor verdadero, quiero estar contigo. Si es que aún te espero, es verdad, el amor de verdad jamás será negado, ¿Pero es que tu sientes lo mismo? Espero en Dios que si, porque el amor verdadero siempre será sólo de dos y ahora me parecer que soy solo una. ¿Es que acaso no me amas tanto como yo a ti? 
Quisiera tenerte a mi lado y decirte que te amo. Que te veo en cada imagen que dibuja mi cabeza y en cada latido que regala mi corazón. 
Cada año de mi vida que va pasando me hago más poética y menos razonable, pero ¿Qué mas dá? Si el amor es la sabiduría en los locos y la locura en los sabios. Es increíble que esta vez sea por ti, esta vez mis palabras están llenas de sentimientos gracias a ti, gracias a que te haz cruzado por mi camino. 
Es el punto de la historia mas interesante, justo aquí es donde empiezo a sentir al máximo este sentimiento! 
¿Cómo hacértelo llegar? 

lunes, 27 de junio de 2011

RUEGO A LA MADRE GUADALUPANA.



Mi virgen de Guadalupe, Y al influjo milagroso,
Madrecita mexicana, De tu infinita mirada,
Oye este ruego que nace, Se convertiera esta ofrenda,
De lo mas hondo de mi alma... En una paloma blanca...
Como tu villa en el cerro, ¡Paloma blanca de luz
Está tan alta... Tan alta, Símbolo de paz cristiana,
Queda muy cerca del cielo, Que volara hacia los vientos,
Así, mis pobre palabras, Como un canto de esperanza
Llegarán mas pronto a dios,
En el vuelo de mis ansias.
Fuí por los pueblos del mundo,
Y los hombres solo hablaban, Emilio Massó.
De egoísmos y de guerras,
Destrucciones y amanezas.
Por dondequiera que voy,
Se ha perdido la enseñanza, Enviada, para todas las
Del amor y del perdón, sagradas familias.
De la dulzura y la calma...
Por donde quiera que voy,
Los hermanos no se mana,
Y un torbellino de muerte,
Les florece en las entrañas.
¡Ay, cómo se han olvidado,
De la mensajera blanca,
La de la rama del olivo,
Prendida al pico de grana!
¡Ay, cómo se han olvidado,
Del hijo, madre, y hermana,
Que lloran al ser querido,
muerto bajo la metralla!
Madrecita: Tú si puedes,
Con tu poder y tu gracia,
Derrotar la mala sombra,
De la inconpreción humana.
Haz que otra vez en tus hijos,
La fé perdida renazca,,
Y hagan un mundo mejor,
Sin rencinres ni venganzas.
Te prometo virgencita,
Si escuhas esta plegaria,
Que de rodillas iré,
Hasta llegar a tus plantas,
Apretando entre mis brazos,
Como rosas deshojadas,
Un ramo de mil banderas,
De las naciones hermanas...

PRÁCTICA DE RELAJACIÓN MENTAL UNA MENTE REDONDA LLENA DE LUZ

Podemos realizar una práctica de limpieza para cuando tenemos la mente un tanto cargada de bajos pensamientos y preocupaciones. Cuando hemos tenidos esos días llenos de problemas la mente se va entumeciendo llegando a tener a veces hasta dolores de cabeza y migrañas.
Si observamos nuestra mente en esos momentos de angustia, podemos sentir la pesadez de la mente. En esos momentos podemos sentir que la mente es una habitación cuadrada y sin luz. Mientras más preocupados y deprimidos estamos, esa habitación será cada vez más oscura.
Si quiero salir de ese estado realizaré la siguiente práctica:

Me imagino que en esa habitación existen siete ventanas pero con las persianas bajadas.
Con ayuda de la voluntad me voy acercando a una de las ventanas y comienzo a enrollarla y observo con placidez como comienza a entrar luz a la habitación.
Al entrar la luz puedo observar en el estado en el que se encuentra mi habitación mental (si está muy sucia, manchada, descuidada, desordenada)
A medida que va entrando la luz la habitación se va limpiando comenzando a brillar.
Luego continúo abriendo cada una de las otras ventanas, comienzo a enrollarlas y veo como poco a poco la habitación se va inundando de luz y a medida que esto va sucediendo, nuestra habitación mental cuadrada se va transformando en una habitación redonda, esférica, en donde las ventanas se van haciendo cada vez más grandes hasta que finalmente abarcan toda la habitación iluminando completamente toda la esfera de nuestra mente, convirtiendo a nuestra habitación en una esfera luminosa acristalada llena de luz limpiadora y regeneradora.
A medida que esto va sucediendo la mente se va limpiando de oscuridad (preocupaciones, miedos, bajos sentimientos, bajos pensamientos) recibiendo en cambio una nueva energía de luz positiva, que nos limpia la mente de todo pensamiento negativo quedando solamente la armonía y la serenidad.

Visualización, Meditación. ~

Como dice  la palabra es  visualizar, es  ver una  cosa,    podemos  ver con los  ojos físicos, pero también podemos  ver  con la mente.
En esta oportunidad  la vamos a centrarnos pura y exclusivamente   usarla  para hacer  nuestra conexión  con Dios.
Primero de  todo busquemos  un lugar en el que  estemos seguro  que no tendremos  interferencia, molestias,  ruidos, sería  mejor  si  le pudiéramos  agregar  una fondo musical  bajo y armonioso, por ejemplo el Ave María, u otra  melodía suave.
Buscamos  un asiento cómodo y  nos sentamos  concentrando nuestro  pensamiento en la quietud, podemos  visualizar  un  hermoso lago—espejo que  nos trae  paz espiritual.
Ahora  nos dedicamos a  relajarnos. Esto es muy importante, para ello extendemos  nuestros miembros  inferiores asegurándonos  que no tengan  contracturas. Seguidamente  hacemos  tres  o mas respiraciones  rítmica  y profundas, esto es  inspirar  lentamente, exhalamos  lentamente, podemos agregarle  una  orden  mental al cuerpo ordenando “Relájate, sabe  YO SOY DIOS” fijar la mente  en los  pies,  las piernas, el abdomen, el pecho,  la cabeza,  la cara, en ese  orden, intercalándole  la orden de  “relájate.”.
Esto lleva mas o menos  unos  8 minutos eliminando todo  pensamiento   que interfiera, intentar  e insistir  tomar  contacto  con nuestra Magna Presencia de Dios interno, visualizándolo como un Sol dorado,  enfocando la atención en el corazón.
Manifestar  con palabra  hablada  YO ACEPTO LA PLENITUD DE MI MAGNA  PRESENCIA DE DIOS, EL CRISTO PURO,   sentir el gran brillo de la Luz Divina  intensificada en cada  célula de nuestro  cuerpo durante  unos  10  minutos.
En este  instante estaremos  sintiendo  que  uno está como desprendido de su cuerpo.  Ya hemos conseguido  nuestro contacto  con Dios, y  podemos “conversar”  con El,  agradecerle  la  salud  que tenemos,  decirle  que  le amamos,  que le bendecimos, que  estamos felices  con su Presencia, y si uno tiene  algún pedido que hacerle,  en este momento se hace,  que no es  obligatorio,  se puede hacer  la Meditación sin pedir  nada, solamente  para  tener  contacto  con el Padre, lo que  nos traerá Paz,felicidad, protección,   salud..
Cerrar  diciendo  YO SOY HIJO/A  DE LA LUZ, AMO LA LUZ, YO SOY PROTEJIDO/A,   ILUMINADO/A,  PROVISTO/A,   Y MANTENIDO /A   POR LA LUZ , YO BENDIGO LA LUZ.
lo envió José Rigoni

Nuestra Madre Tierra. ~

Nuestra Madre Tierra representa el amor maternal, es ella quien vela por nosotros y nos acoge con gran amor. Nuestra Madre Tierra nos renueva con su gran energía, dispersa en todos lados, basta con que  nos percatemos de ello para que podamos en conciencia, disfrutar de todos los dones que ella nos ofrece.
En la medida que nosotros estemos en armonía con ella, ella nos protegerá y nos dará información para perfeccionarnos junto con ella, de éste modo, nunca nos atacará.
Tenemos que despertar nuestra conciencia y aceptar que los cuatro elementos de la Tierra están dentro de nosotros, y en la medida en que armonizamos nuestro interior, nos armonizamos con nuestra Madre Tierra.
El siguiente ejercicio nos ayudará a integrarnos con nuestra Madre Tierra, aprovechando su energía y todos sus dones.
Ejercicio
Sentado, respira profundamente, relaja tus músculos, en especial aquellos puntos donde existe tensión.
Ahora fija tu atención en el suelo, siente su apoyo... visualiza como se conecta con la Tierra... Visualiza la energía que conecta la base de tu columna vertebral con el centro de la Tierra. Percibe la luz dorada que desde allí va subiendo y atraviesa toda tu columna hasta salir por la coronilla de la cabeza...
Lleva ahora la atención a la cima de la cabeza, percibe que se abre y penetra una radiante luz blanca que viene de lo Alto... el alimento del Cosmos recorre todo el cuerpo... impregnándolo... llenándolo de esa luz que limpia y renueva toda tu energía... concentra tu atención en esta luz y ve como sale por los dedos de tus manos... las plantas de tus pies... y la base de tu columna vertebral... observa como se lleva todos tus males, trasladándolos al centro de la Tierra... al llegar ahí son transformados en una nueva luz dorada que regresa a ti con la energía nueva, renovada... Cuando finalices el ejercicio, incorpórate nuevamente con suavidad, disfruta de este momento de paz y tranquilidad.

RESPIRA HONDO...
Respira hondo. Pasea un poco por la naturaleza. Observa los animalitos, el prado, el cielo y su color natural. Siente con tus manos una roca o un árbol. Deja que tus pies descalzos toquen el prado.
No te olvides de mirar hacia delante. En el horizonte, está tu próximo día. Está tu futuro. Limpia la mente de esta manera y sentirá el ser experimentar la más profunda calma interior. Una calma que valdrá la pena el tiempo "gastado" para logrársela.

Carta de Petición. ~

La Cosa es así, del lº al 10 de junio tu puedes hacer una una carta , en un papel que tu lo guardarás en un lugar secreto, ofreciendo lo que tu puedes dar, es decir, voy a dejar de fumar" o de "beber", o no voy a mentir MAS etc,
Y del 10 de Junio al 30 de junio haces otra pidiendo lo que quieras conseguir en esta vida, como iluminación, abundancia, terminar tal estudio, etc.
ESTO MISMO TIENES QUE HACER del 1º de Diciembre al 31 de Diciembre
Es decir que tiene validez por seis meses, lo que no se cumple se repite en la otra carta del siguiente periodo.
Son dos cartas por separado, de tanto en tanto se puede mirar y lo que se cumplió se va tachando.
No olvidarse de agradecer.
La carta se puede hacer así:
En el Nombre de mi Amada Divina Presencia me dirijo a la Amada Junta Kármica ofreciendo los siguientes deseos, para mi perfeccionamiento .....o pidiendo por mis siguientes necesidades (para la segunda carta)
(Aclaración: Las fechas puestas en el artículo son solo como ejemplo, cualquier época del año se puede hacer)













Aprende a aquietar tu mente. ~

El Salmo 46 dice: "Aquiétate y recuerda que YO SOY Dios". El aquietar es físico, mental y del sentir. O sea que cuando te sientas angustiado, quebrantado, molesto, tranquiliza tu cuerpo, tu mente y tus emociones. No pienses en nada. Se dice que es muy difícil no pensar en nada, pero te voy a descubrir un secreto.
Cuando amenaza una tempestad, lo primero que uno ve es un tremendo relámpago. Ya tu sabes que tras ese rayo va a venir el trueno ¿Y qué es lo que hace todo el mundo?, se queda inmóvil en actitud de espera hasta que estalla el sonido. Precisamente esa actitud de espera es el acto de no pensar en nada. Aprende a prolongar ese suspenso... y habrás aprendido a no pensar en nada. Te habrás aquietado como lo dicta el Salmo. No sentirás ni pensarás en nada, pero te ocurrirá algo insólito. Nos sucede a todos; y es que en ese silencio, de pronto te darás cuenta de que estas oyendo fuertemente el latido de tu corazón. ¡Como jamás lo has escuchado y sentido! ¡Por primera vez, y adrede, le has dado a Dios la oportunidad
de hacerse oír por ti!. Porque ese latido que ahora estás oyendo es Dios en ti. Es tu Vida ¿Supongo que ya tu conoces "El Latido Universal"?
Es la comprobación de que estás vivo. La comprobación de que Dios está en ti, vivo y moviéndose.
Por primera vez en el Planeta Tierra se hace conciencia de que el corazón es el "TEMPLO NO HECHO CON LAS MANOS" que menciona la Biblia y
es el auténtico Templo de la Nueva Era. Dios es Vida y lo estarás sintiendo y oyendo en SU Templo ¡en tu corazón!

Arcángeles & Ángeles.

Domingo: Arcángel Miguel.

Amados seres de luz, que trabajan en el Rayo Azul, diríjanme, protéjanme, ilumínenme para ver la luz de mi corazón creando el sendero de los Ángeles por el que caminaré toda la semana.
Amada presencia de Dios, que la Luz Angélica ilumine mi corazón.

Así sea.


Lunes: Arcángel Jofiel.

Espíritu Santo, fuente de luz, ilumina mi entendimiento para que con iluminación y sabiduría, me dirijan en todo lo que yo hago, y que todo lo que yo vea, escuche, sienta y perciba, sea fuente de amor y bien, bendigo todo lo que yo contacte hoy. Así sea. (Rayo amarillo)


Martes: Arcángel Chamuel.

Santísima trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, llama triple en un Dios verdadero, en quien creo y espero, a quien adoro y amo con todo mi corazón. Te doy gracias infinitas, Santísima Trinidad, por haberme creado y envío mi amor a la vida en todas partes. Bendigo toda vida que yo contacte en este día, en pensamientos, sentimientos, palabras y acciones. Que así sea. (Rayo Rosa)

Miércoles: Arcángel Gabriel.

Amado Arcángel Gabriel, solicito tu ayuda para encontrar el camino. Que tu luz guíe mis pasos para llegar al concepto inmaculado que es el plan Diurno. Tu que conoces la razón de mi ser, otra ves de las energías de mi mundo, hoy haz que yo lo cumpla. Haz que yo no pierda una sola oportunidad, que yo jamás cometa un error, de ninguna especie. Que así sea. (Rayo Blanco)












Jueves: Arcángel Rafael

Amada Virgen María, te pido por mis familiares, por mis amigos, por los enfermos, por los pobres, por los desprotegidos, por los pobres de amor, por los criminales, por los que roban, para que a todos nos ilumines y, el día de hoy, lo consagraré al bien y al servicio de Dios, para que solo la perfección tome forma en mi cerebro. Que mis sentimientos se mantengan en calma, amorosos, bondadosos, siempre dispuestos a la ayuda y a ser feliz. Así sea. (Rayo verde)


Viernes: Arcángel Uriel.

Divina providencia, que nos das todo lo que necesitamos y nos sostiene tu mano poderosa. Gracias por todo lo que nos das. Derrama en mí este día tus llamas oro y rubí, para bendición de cada célula de mi cuerpo físico y todos los poderes de la naturaleza, que me sirvan para el bien. Que todo aquel que se acerque a mí, sienta tu paz, tu amor y tu perfección. Así sea.


Sábado: Arcángel Zadkiel.

Ángeles del Fuego Violeta, vengan, mantengan encendido el fuego de la liberación, por amor a través de mis sentimientos y pensamientos. En toda mi familia, mi casa, mi colonia, mi trabajo y mi ciudad. ¡Hoy estoy renovado! hoy estoy vivo con esa vida majestuosa dada a mi por el Padre. Hoy puedo convertirme en lo que Dios tiene dispuesto para mí, pues ahora se manifiesta la presencia de Cristo a través de mi. Así sea.
* Ha pasado tanto tiempo ya,
Que no se siquiera que pensar,
¿Qué es lo que realmente debo hacer?
¿En que me equivoqué?

  
*quería escribir, quería dar a conocer mis ideas por mas pequeñas que fueran, sabía que al menos llegarían a tocar el corazón de las personas, ¿Qué mas puede hacer un escritor? Si aunque exista quienes digan que son cosas ilógicas, habrá personas que encuentren un libro lleno de sentido, lleno de sentimientos...

*¿Cómo comenzar la historia? Aún no lo sé, no estoy del todo segura. En mi mente solo existen millones de preguntas y no hay ni una sola respuesta.
Aunque lo pregunte, nadie ha sabido que decir, no han sabido contestar a mis cuestiones. ¿Realemente esto es un dón? Y si lo es, ¿Que tipo de dón? Y si realmente existe y lo tengo ¿Porqué no se manifiesta en este momento? He vivido ya mucho tiempo así, y a estas alturas de mi vida, dudo que lo tenga. Ha pasado tanto timpo ya, que estaría mas loca de lo que estoy ahora si llego a creerlo. Aún así, quiero contarte mis aventuras, si es que podria llamarlas así, quiero mostrarte mi mundo, dame sólo un minuto, ó aún mejor ¿Porque no lo descubres tu mismo?





Oración ~

La bendición de Dios está en mi hogar. Somos llenos del Santo Espiritu de Amor, Poder, y Dominio Propio. En mi familia hay entendimiento, comunicación, comprensión. Estamos unidos por el Poder de Jesús, EL tiene el primer lugar en esta casa. EL nos levantará si hemos fallado, Su Palabra llenará cada dia nuestras vidas. Yo tomo la responsabilidad de guiar a mis hijos en Tu Palabra e inculcarles el amor a Dios y El Respeto a su projimo.


En este hogar no habrá  ni emociones ni conductas desenfrenadas. En El Nombre de Jesus podemos controlar lo que hablamos. No ofendere ni a mi conyugue, ni a mis hijos con mi lengua. Mis hijos no oiran mentiras, calumnias ni chismes CONTRA NADIE en esta casa.
 
Les enseñare a estar contentos con lo que tienen pero a estudiar, ahorrar, luchar  y trabajar honestamente para recibir un sueldo justo.
 
YO NO CRIARE HIJOS CAPRICHOSOS, HARAGANES, PENDENCIEROS, NECIOS, CRITICONES, CONTUMACES,Y AMADORES DE SI MISMOS. Mis hijos no andaran en carceles ni en pandillas, ni en drogas, porque en mi hogarrecibiran atencion, amor, respeto, amistad y comprensión y no solo gritos, regaños, e insultos.
Amor en tiempo de amor, disciplina cuando se requiera disciplina, mas de ninguna manera castigo cruel y despiadado.
 
Yo enseñare a mis hijos, que para la mala conducta, la irresponsabilidad, la altaneria, y la pereza HAY UN CASTIGO: La ruina espiritual, moral, y financiera.


Jesús mi familia, depende de ti, esta familia es TUYA. Mas yo reconozco  mi responsabilidad y mi compromiso de sacar mi familia adelante. Buscaré cada dia de Ti, me alimentaré de tu palabra;  DAME DE TU GRACIA, TU FUERZA, TU PODER SOBRENATURAL PARA VENCER y ser un buen padre, o madre.En el Nombre Poderoso de Jesus...
 
Escrita por Hermes Alberto Carvajal para DiosEsBueno.com


 
DIOS ESTA BUSCANDO VALIENTES;SI RECONOCES  QUE TAMBIEN ES TU RESPONSABILIDAD GUIAR A TUS HIJOS Y LUCHAR POR SU BIENESTAR, IMPRIME ESTA ORACION (LA DE ARRIBA) Y PEGALA EN TU PUERTA, PARED, ETC, COMPARTELA EN TU IGLESIA, COMENTALA CON TUS AMIGOS ,COMPARTELA EN FACEBOOK, TWITTER, POR TODO EL MUNDO.

YA BASTA, ESTE MUNDO SE ESTA LLENANDO DE JOVENES CONTUMACES, HOLGAZANES, VIOLENTOS, CAPRICHOSOS, Y NOSOTROS LOS PADRES SOMOS LOS RESPONSABLES, AUNQUE NO TE GUSTE!


there's a new way of hope and now I am believing that the past is the past and the future´s beginning to look brighter”
hay una nueva forma de esperanza y ahora estoy creeyendo que el pasado es el pasado y el empezar del futuro es mas brillante.



lunes, 25 de abril de 2011

~Bear Doll~

El que era el enemigo de amigo de la infancia
Poco a poco me recuerda una muñeca oso
En el sueño que he visto
Un solo y abandonado
tener la muñeca
la lágrima que no se puede secar
Mi infancia que se sentía solo
En el corazón frío
El que se advierte un muñeco 
oso
Huir en mis recuerdos
Borrar toda la tristeza
Y la separación
mi querido amigo preciosos
Ahora, ¿Dónde están todos?
En el sueño que fue abandonado
Todos los rostros dispersos
Huir en mis recuerdos
Borrar toda la tristeza
Y la separación
Mi querido amigo preciosos
Ahora, ¿Dónde están todos?
En el sueño que fue abandonado
Todos los rostros disperso

sábado, 9 de abril de 2011

LOS PRECEPTOS QUE EL CAMINO A LA FELICIDAD PRESENTA SON

:
1) Cuida tu persona
2) Se moderado
3) No seas libertino
4) Ama y ayuda a los niños
5) Honra y ayuda a tus padres
6) Da un buen ejemplo
7) Busca vivir con la verdad
8) No asesines
9) No hagas nada ilegal
10) Apoya un gobierno ideado y dirigido para todas las personas
11) No dañes a una persona de buena voluntad
12) Salvaguarda y mejora tu entorno
13) No robes
14) Se digno de confianza
15) Cumple con tus obligaciones
16) Se industrioso
17) Se competente
18) Respeta las creencias religiosas de los demás
19) Trata de no hacer a otros lo que no querrías que te hicieran a ti
20) Intenta tratar a los demás como te gustaría que ellos te trataran a ti
21) Florece y prospera 





























"Sólo tú puedes decidir a donde va el camino, ya que tú estableces las metas para una hora, para una relación, para una etapa de la vida."
—L. Ronald Hubbard.

"
Si tu puedes hacer que otros sigan el camino, tendrás suficiente libertad para darte una oportunidad de descubrir qué es verdadera felicidad."
—L. Ronald Hubbard.
"La Tolerancia, La Misericordia, La Comprensión y el manejo real del individuo mediante una ética decente y eficaz es una nueva esperanza para la justicia."
—L. Ronald Hubbard.


























"Y en la mayoría de los lugares, la humanidad ha respetado y reverenciado ciertos valores... Han marcado diferencia entre un bárbaro y una persona con cultura, la diferencia entre caos y una sociedad decente."
—de El Camino a la Felicidad.
"Traer un niño al mundo actual es casi como meterlo en la jaula de un tigre. Los niños no pueden manejar su entorno y no tienen verdaderos recursos. Necesitan amor y ayuda para tener éxito."
—de El Camino a la Felicidad

Series de Anime que he visto.

Emm... Como pueden ver, me gusta el anime :3 Aún no soy una experta, pero pues, algo es algo. 
Sólo ignoren la lista
1.- Sakura Card Captors

2.- Digimon

3.- Doremi

4.- Doremon

5.- Mikami

6.- Princess Tu Tú

7.- Pita-Ten

8.- K-on! * K-ON ! Season 2

9.- Candy Candy

10.- Clannad *Clannad alter story

11.- Death Note

12.- School days

13.- Rozen Maiden * Rozen Maiden 2 ¿

14.- Rosario + Vampire * Rosario + Vampire Capu2

15.- Itazura Na Kiiss

16.- Bottle Fairy

17.- Bleach (29)

18.- Kannon 2006

19.- Corrector Yui (20)

20.- Tsubasa (20)

21.- Perfect girl

22.- kiss on my deity

23.- Hayate no Gotoku
24.- Spice and Wolf - Spice and wolf 2*

25.- Vampire Knight – Vampire Knight guility

26.- Hellsing

27.- Shuffle (12)

28.- 11 eyes

29.- Saikano

30.- Air (5)








SERIES POR VER

1.- Dokuro-chan

2.-Lucky Stars

3.-Shuffle

4.- Corrector Yui
5.-nogizaka haruka no himitsu
6.-shugo chara
7.-kannazuki no miko
8.-digimon1-2,
9.-medabots

10.-ale of the abyss
11.- trigun
12.-hack

13.- samurai x

14.- ghost in the shell

15.- hitohira

El gato negro

Edgar Allan Poe.


No espero ni remotamente que se conceda el menor crédito a la extraña, aunque familiar historia que voy a relatar. Sería verdaderamente insensato esperarlo cuando mis mismos sentidos rechazan su propio testimonio. No obstante, yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero, por si muero mañana, quiero aliviar hoy mi alma. Me propongo presentar ante el mundo, clara, sucintamente y sin comentarios, una serie de sencillos sucesos domésticos. Por sus consecuencias, estos sucesos me han torturado, me han anonadado. Con todo, sólo trataré de aclararlos. A mí sólo horror me han causado, a muchas personas parecerán tal vez menos terribles que estrambóticos. Quizá más tarde surja una inteligencia que de a mi visión una forma regular y tangible; una inteligencia más serena, más lógica, y, sobre todo, menos excitable que la mía, que no encuentre en las circunstancias que relato con horror más que una sucesión de causas y de efectos naturales.
La docilidad y la humanidad fueron mis características durante mi niñez. Mi ternura de corazón era tan extremada, que atrajo sobre mí las burlas de mis camaradas. Sentía extraordinaria afición por los animales, y mis parientes me habían permitido poseer una gran variedad de ellos. Pasaba en su compañía casi todo el tiempo y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer o acariciaba. Esta singularidad de mi carácter aumentó con los años, y cuando llegué a ser un hombre, vino a constituir uno de mis principales placeres. Para los que han profesado afecto a un perro fiel e inteligente, no es preciso que explique la naturaleza o la intensidad de goces que esto puede proporcionar. Hay en el desinteresado amor de un animal, en su abnegación, algo que va derecho al corazón del que ha tenido frecuentes ocasiones de experimentar su humilde amistad, su fidelidad sin límites. Me casé joven, y tuve la suerte de encontrar en mi esposa una disposición semejante a la mía. Observando mi inclinación hacia los animales domésticos, no perdonó ocasión alguna de proporcionarme los de las especies más agradables. Teníamos pájaros, un pez dorado, un perro hermosísimo, conejitos, un pequeño mono y un gato. Este último animal era tan robusto como hermoso, completamente negro y de una sagacidad maravillosa. Respecto a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era bastante supersticiosa, hacía frecuentes alusiones a la antigua creencia popular, que veía brujas disfrazadas en todos los gatos negros. Esto no quiere decir que ella tomase esta preocupación muy en serio, y si lo menciono, es sencillamente porque me viene a la memoria en este momento. Plutón, este era el nombre del gato, era mi favorito, mi camarada. Yo le daba de comer y él me seguía por la casa adondequiera que iba. Esto me tenía tan sin cuidado, que llegué a permitirle que me acompañase por las calles.
Nuestra amistad subsistió así muchos años, durante los cuales mi carácter, por obra del demonio de la intemperancia, aunque me avergüence de confesarlo, sufrió una alteración radical. Me hice de día en día más taciturno, más irritable, más indiferente a los sentimientos ajenos. Llegué a emplear un lenguaje brutal con mi mujer. Más tarde, hasta la injurié con violencias personales. Mis pobres favoritos, naturalmente, sufrieron también el cambio de mi carácter. No solamente los abandonaba, sino que llegué a maltratarlos. El afecto que a Plutón todavía conservaba me impedía pegarle, así como no me daba escrúpulo de maltratar a los conejos, al mono y aun al perro, cuando por acaso o por cariño se atravesaban en mi camino. Mi enfermedad me invadía cada vez más, pues ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?, y, con el tiempo, hasta el mismo Plutón, que mientras tanto envejecía y naturalmente se iba haciendo un poco desapacible, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.
Una noche que entré en casa completamente borracho, me pareció que el gato evitaba mi vista. Lo agarré, pero, espantado de mi violencia, me hizo en una mano con sus dientes una herida muy leve. Mi alma pareció que abandonaba mi cuerpo, y una rabia más que diabólica, saturada de ginebra, penetró en cada fibra de mí ser. Saqué del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí, agarré al pobre animal por la garganta y deliberadamente le hice saltar un ojo de su órbita. Me avergüenzo, me consumo, me estremezco al escribir esta abominable atrocidad.
Por la mañana, al recuperar la razón, cuando se hubieron disipado los vapores de mi crápula nocturna, experimenté una sensación mitad horror mitad remordimiento, por el crimen que había cometido; pero fue sólo un débil e inestable pensamiento, y el alma no sufrió las heridas.
Persistí en mis excesos, y bien pronto ahogué en vino todo recuerdo de mi criminal acción.
El gato sanó lentamente. La órbita del ojo perdido presentaba, en verdad, un aspecto horroroso, pero en adelante no pareció sufrir. Iba y venía por la casa, según su costumbre; pero huía de mí con indecible horror.
Aún me quedaba lo bastante de mi benevolencia anterior para sentirme afligido por esta antipatía evidente de parte de un ser que tanto me había amado. Pero a este sentimiento bien pronto sucedió la irritación. Y entonces desarrollose en mí, para mi postrera e irrevocable caída, el espíritu de la perversidad, del que la filosofía no hace mención. Con todo, tan seguro como existe mi alma, yo creo que la perversidad es uno de los primitivos impulsos del corazón humano; una de las facultades o sentimientos elementales que dirigen al carácter del hombre. ¿Quién no se ha sorprendido cien veces cometiendo una acción sucia o vil, por la sola razón de saber que no la debía cometer? ¿No tenemos una perpetua inclinación, no obstante la excelencia de nuestro juicio, a violar lo que es ley, sencillamente porque comprendemos que es ley? Este espíritu de perversidad, repito, causó mi ruina completa. El deseo ardiente, insondable del alma de atormentarse a sí misma, de violentar su propia naturaleza, de hacer el mal por amor al mal, me impulsaba a continuar el Suplicio a que había condenado al inofensivo animal. Una mañana, a completa sangre fría, le puse un nudo corredizo alrededor del cuello y lo colgué de una rama de un árbol; lo ahorqué con los ojos arrasados en lágrimas, experimentando el más amargo remordimiento en el corazón; lo ahorqué porque me constaba que me había amado y porque sentía que no me hubiese dado ningún motivo de cólera; lo ahorqué porque sabía que haciéndolo así cometía un pecado, un pecado mortal que comprometía mi alma inmortal, al punto de colocarla, si tal cosa es posible, fuera de la misericordia infinita del Dios misericordioso y terrible.
En la noche que siguió al día en que fue ejecutada esta cruel acción, fui despertado a los gritos de «¡fuego!» Las cortinas de mi lecho estaban convertidas en llamas. Toda la casa estaba ardiendo. Con gran dificultad escapamos del incendio mi mujer, un criado y yo. La destrucción fue completa. Se aniquiló toda mi fortuna, y entonces me entregué a la desesperación.
No trato de establecer una relación de la causa con el efecto, entre la atrocidad y el desastre: estoy muy por encima de esta debilidad. Sólo doy cuenta de una cadena de hechos, y no quiero que falte ningún eslabón. El día siguiente al incendio visité las ruinas. Los muros se habían desplomado, exceptuando uno solo, y esta única excepción fue un tabique interior poco sólido, situado casi en la mitad de la casa, y contra el cual se apoyaba la cabecera de mi lecho. Dicha pared había escapado en gran parte a la acción del fuego, cosa que yo atribuí a que había sido recientemente renovada. En torno de este muro agrupábase una multitud de gente y muchas personas parecían examinar algo muy particular con minuciosa y viva atención. Las palabras «¡extraño!» «¡singular!» y otras expresiones semejantes excitaron mi curiosidad. Me aproximé y vi, a manera de un bajo relieve esculpido sobre la blanca superficie, la figura de un gato gigantesco. La imagen estaba estampada con una exactitud verdaderamente maravillosa.
Había una cuerda alrededor del cuello del animal. Al momento de ver esta aparición, pues como a tal, en semejante circunstancia, no podía por menos de considerarla, mi asombro y mi temor fueron extraordinarios. Pero, al fin, la reflexión vino en mi ayuda. Recordé entonces que el gato había sido ahorcado en un jardín, contiguo a la casa. A los gritos de alarma, el jardín habría sido inmediatamente invadido por la multitud y el animal debió haber sido descolgado del árbol por alguno y arrojado en mi cuarto a través de una ventana abierta. Esto seguramente, había sido hecho con el fin de despertarme. La caída de los otros muros había aplastado a la víctima de mi crueldad en el yeso recientemente extendido; la cal de este muro, combinada con las llamas y el amoníaco desprendido del cadáver, habrían formado la imagen, tal como yo la veía. Merced a este artificio logré satisfacer muy pronto a mi razón, mas no pude hacerlo tan rápidamente con mi conciencia, por que el suceso sorprendente que acabo de relatar, grabóse en mi imaginación de una manera profunda. Hasta pasados muchos meses no pude desembarazarme del espectro del gato, y durante este período envolvió mi alma un semi sentimiento, muy semejante al remordimiento. Llegué hasta llorar la pérdida del animal y a buscar en torno mío, en los tugurios miserables, que tanto frecuentaba habitualmente, otro favorito de la misma especie y de una figura parecida que lo reemplazara.
Ocurrió que una noche que me hallaba sentado, medio aturdido, en una taberna más que infame, fue repentinamente solicitada mi atención hacia un objeto negro que reposaba en lo alto de uno de esos inmensos toneles de ginebra o ron que componían el principal ajuar de la sala. Hacía algunos momentos que miraba a lo alto de este tonel, y lo que me sorprendía era no haber notado más pronto el objeto colocado encima. Me aproximé, tocándolo con la mano.
Era un enorme gato, tan grande por lo menos como Plutón, e igual a él en todo, menos en una cosa. Plutón no tenía ni un pelo blanco en todo el cuerpo, mientras que éste tenía una salpicadura larga y blanca, de forma indecisa que le cubría casi toda la región del pecho.
No bien lo hube acariciado cuando se levantó súbitamente, prorrumpió en continuado ronquido, se frotó contra mi mano y pareció muy contento de mi atención. Era, pues, el verdadero animal que yo buscaba. Al momento propuse, al dueño de la taberna comprarlo, pero éste no se dio por entendido: yo no lo conocía ni lo había visto nunca antes de aquel momento. Continué acariciándolo y, cuando me preparaba a regresar a mi casa, el animal se mostró dispuesto a acompañarme. Le permití que lo hiciera, agachándome de vez en cuando para acariciarlo durante el camino.
Cuando estuvo en mi casa, se encontró como en la suya, e hízose en seguida gran amigo de mi mujer. Por mi parte, bien pronto sentí nacer antipatía contra él. Era casualmente lo contrario de lo que yo había esperado; no sé cómo ni por qué sucedió esto: su empalagosa ternura me disgustaba, fatigándome casi. Poco a poco, estos sentimientos de disgusto y fastidio convirtiéronse en odio.
Esquivaba su presencia; pero una especie de sensación de bochorno y el recuerdo de mi primer acto de crueldad me impidieron maltratarlo. Durante algunas semanas me abstuve de golpearlo con violencia; llegué a tomarle un indecible horror, y a huir silenciosamente de su odiosa presencia, como de la peste.
Seguramente lo que aumentó mi odio contra el animal fue el descubrimiento que hice en la mañana siguiente de haberlo traído a casa: lo mismo que Plutón, él también había sido privado de uno de sus ojos.
Esta circunstancia hizo que mi mujer le tomase más cariño, pues, como ya he dicho, ella poseía en alto grado esta ternura de sentimientos que había sido mi rasgo característico y el manantial frecuente de mis más sencillos y puros placeres.
No obstante, el cariño del gato hacia mí parecía acrecentarse en razón directa de mi aversión contra él. Con implacable tenacidad, que no podrá explicarse el lector, seguía mis pasos. Cada vez que me sentaba, acurrucábase bajo mi silla o saltaba sobre mis rodillas, cubriéndome con sus repugnantes caricias.
Si me levantaba para andar, se metía entre mis piernas y casi me hacía caer al suelo, o bien introduciendo sus largas y afiladas garras en mis vestidos, trepaba hasta mi pecho. 
En tales momentos, aunque hubiera deseado matarlo de un solo golpe, me contenía en parte por el recuerdo de mi primer crimen, pero principalmente debo confesarlo, por el terror que me causaba el animal.


Este terror no era de ningún modo el espanto que produce la perspectiva de un mal físico, pero me sería muy difícil denominarlo de otro modo. Lo confieso abochornado. Sí; aun en este lugar de criminales, casi me avergüenzo al afirmar que el miedo y el horror que me inspiraba el animal se habían aumentado por una de las mayores fantasías que es posible concebir.
Mi mujer habíame hecho notar más de una vez el carácter de la mancha blanca de que he hablado y en la que estribaba la única diferencia aparente entre el nuevo animal y el matado por mí. Seguramente recordará el lector que esta marca, aunque grande, estaba primitivamente indefinida en su forma, pero lentamente, por grados imperceptibles, que mi razón se esforzó largo tiempo en considerar como imaginarios, había llegado a adquirir una rigurosa precisión en sus contornos. Presentaba la forma de un objeto que me estremezco sólo al nombrarlo: y esto era lo que sobre todo me hacía mirar al monstruo con horror y repugnancia, y me habría impulsado a librarme de él, ni me hubiera atrevido: la imagen de una cosa horrible y siniestra, la imagen de la horca. ¡Oh lúgubre y terrible aparato, instrumento del horror y del crimen, de la agonía y de la muerte!
Y heme aquí convertido en un miserable, más allá de la miseria de la humanidad. Un animal inmundo, cuyo hermano yo había con desprecio destruido, una bestia bruta creando para mí -para mí, hombre formado a imagen del Altísimo-, un tan grande e intolerable infortunio. ¡Desde entonces no volví a disfrutar de reposo, ni de día ni de noche! Durante el día el animal no me dejaba ni un momento, y por la noche, a cada instante, cuando despertaba de mi sueño, lleno de angustia inexplicable, sentía el tibio aliento de la alimaña sobre mi rostro, y su enorme peso, encarnación de una pesadilla que no podía sacudir, posado eternamente sobre mi corazón.
Tales tormentos influyeron lo bastante para que lo poco de bueno que quedaba en mí desapareciera. Vinieron a ser mis íntimas preocupaciones los más sombríos y malvados pensamientos. La tristeza de mi carácter habitual se acrecentó hasta odiar todas las cosas y a toda la humanidad; y, no obstante, mi mujer no se quejaba nunca, ¡ay! ella era de ordinario el blanco de mis iras, la más paciente víctima de mis repentinas, frecuentes e indomables explosiones de una cólera a la cual me abandonaba ciegamente.
Ocurrió, que un día que me acompañaba, para un quehacer doméstico, al sótano del viejo edificio donde nuestra pobreza nos obligaba a habitar, el gato me seguía por la pendiente escalera, y, en ese momento, me exasperó hasta la demencia. Enarbolé el hacha, y, olvidando en mi furor el temor pueril que hasta entonces contuviera mi mano, asesté al animal un golpe que habría sido mortal si le hubiese alcanzado como deseaba; pero el golpe fue evitado por la mano de mi mujer. Su intervención me produjo una rabia más que diabólica; desembaracé mi brazo del obstáculo y le hundí el hacha en el cráneo. Y sucumbió instantáneamente, sin exhalar un solo gemido mi desdichada mujer.
Consumado este horrible asesinato, traté de esconder el cuerpo.
Juzgué que no podía hacerlo desaparecer de la casa, ni de día ni de noche, sin correr el riesgo de ser observado por los vecinos. Numerosos proyectos cruzaron por mi mente. Pensé primero en dividir el cadáver en pequeños trozos y destruirlos por medio del fuego. Discurrí luego cavar una fosa en el suelo del sótano. Pensé más tarde arrojarlo al pozo del patio: después meterlo en un cajón, como mercancía, en la forma acostumbrada, y encargar a un mandadero que lo llevase fuera de la casa. Finalmente, me detuve ante una idea que consideré la mejor de todas.
Resolví emparedarlo en el sótano, como se dice que los monjes de la Edad Media emparedaban a sus víctimas. En efecto, el sótano parecía muy adecuado para semejante operación. Los muros estaban construidos muy a la ligera, y recientemente habían sido cubiertos, en toda su extensión de una capa de mezcla, que la humedad había impedido que se endureciese.
Por otra parte, en una de las paredes había un hueco, que era una falsa chimenea, o especie de hogar, que había sido enjabegado como el resto del sótano. Supuse que me sería fácil quitar los ladrillos de este sitio, introducir el cuerpo y colocarlos de nuevo de manera que ningún ojo humano pudiera sospechar lo que allí se ocultaba. No salió fallido mi cálculo. Con ayuda de una palanqueta, quité con bastante facilidad los ladrillos, y habiendo colocado cuidadosamente el cuerpo contra el muro interior, lo sostuve en esta posición hasta que hube reconstituido, sin gran trabajo toda la obra de fábrica. Habiendo adquirido cal y arena con todas las precauciones imaginables, preparé un revoque que no se diferenciaba del antiguo y cubrí con él escrupulosamente el nuevo tabique. El muro no presentaba la más ligera señal de renovación.
Hice desaparecer los escombros con el más prolijo esmero y expurgué el suelo, por decirlo así. Miré triunfalmente en torno mío, y me dije: «Aquí, a lo menos, mi trabajo no ha sido perdido».
Lo primero que acudió a mi pensamiento fue buscar al gato, causa de tan gran desgracia, pues, al fin, había resuelto darle muerte. De haberle encontrado en aquel momento, su destino estaba decidido; pero, alarmado el sagaz animal por la violencia de mi reciente acción, no osaba presentarse ante mí en mi actual estado de ánimo.
Sería tarea imposible describir o imaginar la profunda, la feliz sensación de consuelo que la ausencia del detestable animal produjo en mi corazón. No apareció en toda la noche, y por primera vez desde su entrada en mi casa, logré dormir con un sueño profundo y sosegado: sí, dormí, como un patriarca, no obstante tener el peso del crimen sobre el alma.
Transcurrieron el segundo y el tercer día, sin que volviera mi verdugo. De nuevo respiré como hombre libre. El monstruo en su terror, había abandonado para siempre aquellos lugares. Me parecía que no lo volvería a ver. Mi dicha era inmensa. El remordimiento de mi tenebrosa acción no me inquietaba mucho. Instruyose una especie de sumaria que fue sobreseída al instante. La indagación practicada no dio el menor resultado. Habían pasado cuatro días después del asesinato, cuando una porción de agentes de policía se presentaron inopinadamente en casa, y se procedió de nuevo a una prolija investigación. Como tenía plena confianza en la impermeabilidad del escondrijo, no experimenté zozobra. Los funcionarios me obligaron a acompañarlos en el registro, que fue minucioso en extremo. Por último, y por tercera o cuarta vez, descendieron al sótano. Mi corazón latía regularmente, como el de un hombre que confía en su inocencia. Recorrí de uno a otro extremo el sótano, crucé mis brazos sobre mi pecho y me paseé afectando tranquilidad de un lado para otro.
La justicia estaba plenamente satisfecha, y se preparaba a marchar. Era tanta la alegría de mi corazón, que no podía contenerla. Me abrasaba el deseo de decir algo, aunque no fuese más que una palabra en señal de triunfo, y hacer indubitable la convicción acerca de mi inocencia.
-Señores -dije, al fin, cuando la gente subía la escalera-, estoy satisfecho de haber desvanecido vuestras sospechas. Deseo a todos buena salud y un poco más de cortesía. Y de paso caballeros, vean aquí una casa singularmente bien construida (en mi ardiente deseo de decir alguna cosa, apenas sabía lo que hablaba). Yo puedo asegurar que ésta es una casa admirablemente hecha. Esos muros... ¿Van ustedes a marcharse, señores? Estas paredes están fabricadas sólidamente.
Y entonces, con una audacia frenética, golpeé fuertemente con el bastón que tenía en la mano precisamente sobre la pared de tabique detrás del cual estaba el cadáver de la esposa de mi corazón.
¡Ah! que al menos Dios me proteja y me libre de las garras del demonio. No se había extinguido aún el eco de mis golpes, cuando una voz surgió del fondo de la tumba: un quejido primero, débil y entrecortado como el sollozo de un niño, y que aumentó después de intensidad hasta convertirse en un grito prolongado, sonoro y continuo, anormal y antihumano, un aullido, un alarido a la vez de espanto y de triunfo, como solamente puede salir del infierno, como horrible armonía que brotase a la vez de las gargantas de los condenados en sus torturas y de los demonios regocijándose en sus padecimientos.
Relatar mi estupor sería Insensato. Sentí agotarse mis fuerzas, y caí tambaleándome contra la pared opuesta. Durante un instante, los agentes, que estaban ya en la escalera, quedaron paralizados por el terror. Un momento después, una docena de brazos vigorosos caían demoledores sobre el muro, que vino a tierra en seguida.
El cadáver, ya bastante descompuesto y cubierto de sangre cuajada, apareció rígido ante la vista de los espectadores. Encima de su cabeza, con las rojas fauces dilatadas y el ojo único despidiendo fuego, estaba subida la abominable bestia, cuya malicia me había inducido al asesinato, y cuya voz acusadora me había entregado al verdugo...
Al tiempo mismo de esconder a mi desgraciada víctima, había emparedado al monstruo.